ISIDORO DE-MARIA
- —--Hr MONTEVIDEOrOEPARTANENTOS
Un mes $ l , 00
Seis meses . s, oc
Un ano „ 9 oo
EXTERIOR
¿os mismosprecios.en moneda equioa.
¡ente.con el aumento del Franqueo.
Húmero corriente 30 centesimos -v Humero atrasado 60 centesimas
•DEVENTA EN LAS PRINCIPALES LI8RERIAS-
'Air PMrttSJtA los qoMiNGOS-:
OFICINA: Galle Andes 275ialtos)
MONTEVIDEO _,
Dicen, y dicen verdad,
que en la historia del país
es primera autoridad,
pues conoce la ciudad
desde el tiempo de Solis.
Si para datos añejos,
le precisan algún dia,
no han de buscarle muy lejos,
¡donde haya papeles viejos
allí estará De-María!
IMP. LIT. LA RAZON, CALLE CERRO N.
© Biblioteca Nacional de España
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230
CARAS Y CARETAS
•SUMARIO
Texto— «Zijí-Zag». por Eustaquio Pellicer—«En sério»,
por Samé—«Convencionalismo teatral», por M.
Ossono—«Congreso universal», por A.Varzi—
«El hombre de veras», por M. M,—«Para ellas»,
• por Madaine Polisson—«Por la reja», por Motta
«Teatros», por Caliban—Menudencias—Corres¬
pondencia particular—Avisos.
Uh» hados —Isidoro De Mana—La mudanza del Doctor—
Diálogos de esquina—Y varios, intercalados
en el texto y avisos, por SchUtz.
L:i tic¬
te r mi¬
li a c io n
de do l'a-
li tar dia-
rittm ente
'latos á la
A A K
prensa, so¬
bre el esta¬
do de los tu¬
berculosos so¬
metidos al tra¬
tamiento Koch,
ha destruido en
flor sinnúmero de
esperanzas risueñas,
acariciadas por las
personas amantes de
la publicidad, basta el
sacrificio.
No es ocasión que
se presenta todos los dias. la de po¬
der figurar en la gacetilla de la
prensa, con la reseña de los actos
ejecutados de sol á sol y de po¬
niente á saliente, como se les ha
presentado á los tísicos linfa-
Rochados. y bien vale la pena de
presentarse tuberculoso ante la
sociedad, el honor de ocupar su
atención, de igual modo que la ocuparon
aquellos.
Solo para personas llenas de microbios y
vacias de pulmones, se han hecho en la prensa
crónicas tan minuciosas como esta:
«Canuto Delgado, brasilero, natural de Ouro
Pardo, provincia de Ouro Preto, de 31 años 2
meses 1 dia 3 horas 40 minutos y 27 1,2 segun¬
dos de edad, casado con Deodora Empréstito,
hija legítima de Porto da Prata y de Ferrera
da Cravos, ingresó ayer.tantos.del mes
de Enero de 1891 h las 4 y 53 minutos p. m.»
«Inmediatamente de llegar pidió un fósforo
á un practicante para encender un cigarrillo
que llevaba apagado, y acto continuo fué reco¬
nocido por los facultativos señores ... (pongan
los nombres que quieran) nombrados por la
Comisión encargada de estudiar los efectos de
la linfa.»
«Del eximen detenido á que se sometió el
caso , resulta que es de complexión débil, de
barba espesa y poco cuidada, de pecho depri¬
mido y algo velludo, nariz regular, frente an¬
cha, tez morena y ropa en buen uso.»
«8e le notaron en la piel algunas manchas
violáceas sintomatológicas del bacilus, y otras
en el pautaion, provinientes, según declara¬
ción deJ enfermo, de un pedazo de tocino que
habia dejado caer encima, á tiempo de llevár¬
selo á la boca.»
«Trasladado á la Sala Koch. se le di Ó posesión
del lecho que debía ocupar cuando tuviera sue¬
ño y se le pusieron cuatro practicantes de
vista.»
«A las 5 y 15, dos minutos después de quedar
alojado en la clínica, estornudó tres veces, la
última de ellas con bastante explosión.»
«A las 5,32. Conversa con uno de los practi¬
cantes sobre la falta de dinero que se nota en
el país, haciendo de paso algunas consideracio¬
nes acerca de la incapacidad de D. Alcides.»
«A las 6 menos 3 minutos. Deja de hablar á
causa de un golpe de tos que le hace dar otro
con la cabeza en la mesa de luz. Se rasca la
frente, balbucea una interjección y escupe.»
«A las 7. Se descalza un pié y toma una taza
de caldo, seguida de un bife á la minuta.»
«A las 7,30. Vuelve á estornudar. Por acuer¬
do de los practicantes se le acuesta en el lecho,
y se le dan unas fricciones en las piernas en
sentido de abajo á arriba y de arriba á abajo.»
«A las 8 Recibe la visita de los facultativos
nombrados por la Comisión, los cuales celebran
consulta para decidir si el enfermo está en dis¬
posición de ser inoculado. Se somete el punto á
votación y esta resulta favorable al geringazo »
«A Jas 8,10 Los doctores están destapando el
frasco de ¡a linfa, junto al enfermo que los mira
de reojo.»
«A las 8,15. Se le ha bajado la camisa al en¬
fermo para dejarle al descubierto la espalda.
Presenta unos omóplatos que parecen dos la¬
drillos metidos entre cuero y carne, Con el
hueso de ellos, dice uno de los médicos que se
podían refluar setenta y seis kilos de azúcar.»
«A las 8,20. ;Yala tiene dentro! (la linfa,).
No se nota nada de particular en el enfermo
ni en la cama en que está postrado. Se ha re¬
forzado con dos el número de practicantes que
le vigilan, observan y asisten,»
«A las 8,35. Guardan el frasco y la geringa
los facultativos y se despiden hasta mañana.
El enfermo les estrecha la mano y les dá re¬
cuerdos para la familia.»
«A las 8.47. Pide á un practicante el utensi¬
lio de loza oculto en la 'mesa de luz.»
«A las 8,49. Ya acabó. Vuelve á la mesa de
luz lo que la sacaron. Nada que llame la aten¬
ción.»
«A las 8,54. Bosteza.»
«A las 8,58. Vuelve á bostezar.»
«A las 9.02. Bosteza otra vez.»
«A las 9.10. Se duerme.»
«A las 9,22. Ronca fuerte. A iutérvalos sue¬
ña en voz alta, recriminando duramente á su
casero y al cobrador del impuesto de limpieza
y alumbrado público. El pulso no acusa altera¬
ción .sensible.»
«A las 9.40. Se ha despertado para pedir
agua y cinco pesos á un practicante. Se le sir¬
ve el líquido y se le uiega el sólido, por razo¬
nes económico-terapéuticas. Vuelve á dormirse,
aunque algo contrariado.»
«A las 10. Continua dormido. Tres practican¬
tes siguen ia misma conducta, por considerar
suficiente la vigilancia de ios otros tres.»
«A las lo,30 El mismo etat de choses »
«A las 11. Idem, ídem,con la diferenciado
haberse dormido otro practicante mas »
«A las 11.30. Cambia de posición el enfermo
y se frota un hombro con pertinacia. Los prac¬
ticantes le reconocen la parte frotada para ver
si es alguna manifestación de Ja linfa y en¬
cuentran una pulga, en estado interesante á
juzgar por el tamaño. Se guarda cuidadosa¬
mente la pulga sujeta por el cuello cou una
cuerda á la cabecera do la cama, por si es algún
microbio de forma irregular.»
«A las 12,02. Tranquilidad completa. Se aflo¬
ja uu poco la cuerda á la pulga por temor á que
se ahorque con los pataleos que dá.»
«A las 12,31. El enfermo no dá señales de vi¬
da, pero sí deque duerme como un lirón.»
«Ala 1,11. Sueña otra vez en voz alta. Dice
que la creación del Ministerio de Fomento es
otro macanazo de D. Julio y que el empréstito
se realizará cuando Zabulla crie pelos •>
«A la 1,40. Prorrumpe en aguda exclama¬
ción de dolor. Los practicantes acuden presuro¬
sos á socorrerle, procediendo á bajarle la camisa
de nuevo, por la espalda, para ver si e 1 dolor
procede de la pequeña herida hecha con la la¬
vativa Prav&t. El enfermo dice por señas que
profundicen mas el reconocimiento, por que no
es en la espalda donde siente el dolor. Se le
reconoce por donde indica y se dá, con la causa.
Tenia clavado en la carne un alfiler de corbata,
desprendido sin duda de la que llevaba puesta
el doctor que le inoculó y le pinchoculó. Propí¬
nasele para el susto un vaso de agua con unas
gotas de lo mismo.»
«A las 2,06. Todavía le escuece el pinchazo.
Vá perdiendo la confianza en Koch y en los
médicos que inoculan con corbatas de alfiler.»
«A las 2,38. Volvió á conciliar el sueño,
mediante un artículo de La Nación que se le
hizo leer en voz alta.»
«A las 3. Aun está bajo la influencia del
eficaz narcótico.»
«A las 3.29. Llega la mucama del médi¬
co que perdió el alfiler, reclamando dicha pren¬
da con una taijeta de su patrón. Se le hace en¬
trega del alfiler recomendándola diga á su amo
que la alhaja ha servido de lanceta expontá-
neamente y que le use con precaución por si
ha quedado adherido aiguu microbio á la punta.
Váse la sirvienta.»
«A las 3.52, El pincho - inoculo - liíifakochado
insiste en dormir.»
«A las 4,15. Se despierta; pregunta á como
quedó el oro en la última rueda de la Bolsa; se
le dice la cotización y se vuelve á dormir »
«A las 5,U3. Ha roto á sudar por el costado
que tiene mas cubierto de ropa.»
«A las 5,30. El sudor parece que quiere co¬
municarse ahora con el otro costado. Se obser¬
va que respira con dificultad, tapándole la bo¬
ca con la mano.»
«A las (5,15. El enfermo ha interrumpido el
silencio de la sala ... Practícase un sahumerio
en toda ella.»
«A las 7. Duerme. Hócense los preparativos
necesarios para la visita de los médicos que
deberá efectuarse á las 7 y 30.
«A las 7.30. No han llegado los facultativos.
Se despertó al enfermo para darlo un caldo y
unos riñones saltados por encima del caldo. Co¬
mió con voracidad mal disimulada.
«A las 8.10. Acaba de llegar un enviado de
los facultativos para decir que por disidencias
ocurridas en el seno de la Comisión ha queda¬
do esta disuelta. Se espera ia llegada de aigun
médico que reemplace á los de la comisión.
«A las 9. Llega el médico sustituto, recono¬
ce al enfermo y le toma la temperatura que
es de 25 grados y 5 milésimos, sin comprador.
El color de las manchas de la piel se nota algo
apagado. Las manchas del pantalón siguen lo
mismo.»
«A las 9.30. El médico dá por terminada su
visita. Antes de dejar al enfermo le pregunta
como se encuentra y este le dice que muy mal
á causa de unos conformes que tiene en plaza
y que están para vencer.»
«A las 10. Abandona el lecho y juega un
rato al golfo con un presunto tísico.»
«A las 11. Se recejen las cartas de Ja mesa
para tender el mantel.»
«A las 12. Ha concluido de almorzar. El
pulso está bien. El apetito inmejorable.
«Tenemos que abandonar al enfermo para
que alcancen estos apuntes á nuestra edición
de hoy. Mañana continuaremos reseñando el
estado del paciente sometido á la inoculación,
desde la hora última en que cerramos estos
apuntes.»
Con algún cambio de detalles—nó con menos
lujo de ellos—hemos reproducido las crónicas
que estos dias han estado apareciendo en los
diarios.
Digan VV. si no es esto para poner orgulloso
al menos amigo de la publicidad.
Se explica que hayan asediado á la Comisión
numerosos peticionarios de catre en la Sala
Koch.
—Es una gloria como otra cualquiera la de
ser tísico popular—nos decía dias pasados un
amigo—y crean VV, que envidio al que puede
justificar que tiene los órganos respiratorios
llenos de insectos. Yo. desgraciadamente, con
esta gordura y colores que Dios me ha dado no
puedo convencer á nadie de que necesito la
linfa.
-¡YV. se dejaría introducir la geringa sin
estar enfermo?—le preguntarnos.
—;Ya lo creo! ¿Qué miedo puede tener á eso
la persona á quien todo el año está yeringando
el Gobierno?
Hay que advertir que el amigo en cuestión
es empleado público.
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Notarnos que con el tema de las inoculacio¬
nes hemos consumido todo el espacio de que
disponíamos.
Bien mirado, es lo mas importante que ha
ocurrido en la semana, aparte del asentimien¬
to que ba dado el Senado al cambio de nomen¬
clatura de Ministerios, propuesto por el Eje¬
cutivo.
Después de todo, hablar de la linfa Koch ó
hablar del Gobierno, viene á ser la misma
cosa.
Todo es cuestión de microbios.
Eustaquio Pellicer.
-.lis
sério
Escúchame, Rosinda, la de los negros ojos,
ia de la frente tersa, de labios de coral;
escucha al que te rinde su amor puesto de hinojos,
que en ti tan solo fia su suerte este mortal.
No mires, nó, Rosinda, mi porte descuidado,
que no soy presumido ni soy un figurín;
soy solo un pobre chico que vive enamorado
de ti, mujer ó arcángel, con noble y santo fin.
© Biblioteca Nacional de España
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CARAS Y CARETAS
231
Soy un mortal que vaga del uno al otro polo
con duelo en el presente, sin fé en el porvenir;
soy un cantor errante que lleva el dios Eolo
donde hay mas desventuras ó mucho que sufrir.
Yo canto de las aves la dulce melodía
que entonan cuando Febo nos muestra su esplendor;
yo digo de las auras la rítmica armonía
con que á la amada llevan los ecos del amor.
Yo canto de las flores la sin igual belleza;
de la cascada canto su salto juguetón;
y en alas de la mente describo la grandeza
de aquella á quien dedico mi pobre corazón.
Las notas de mi lira, ya tristes, ya incitantes,
reflejan de mi pecho ía pena ó el placer;
en fin, yo soy... amante mas que entre cien amantes,
y son mis ilusiones vivir para querer.
Por eso si deseas calmar en un momento
los duelos que mi suerte, feroz, me deparó,
pronuncia, bella mia, el dulce juramento
de amarme mientras vivas igual que te amo yó.
Que asi será dichoso quien es tan desgraciado
cual haya otro en el mundo; pues es tanto mi mal,
¡que hasta el tabaco, niña, lo fumo de prestado,
por no tener en fondos ni un miserable real!
Por eso si me quieres de un modo delirante,
te ruego que tu pecho me entregues, por favor,
envuelto.. . en un billete que sume lo bastante
para sacar de apuros al pobre trovador.
Satué
Observando el poco esmero con que generalmente
se ponen en escena las obras en el teatro, y el des¬
cuido de la dirección, no puedo menos de pregun¬
tarme:
Si es el teatro reflejo de la vida real ¿porqué sub¬
siste en él un convencionalismo que corrompe su mo¬
do de ser?
La pregunta anterior constituye verdadero tema
para un trabajo erudito y concienzudo. Yó, sin fuer¬
zas para efectuarlo, y siguiendo las impresiones del
momento, me limitaré á unas cuantas observaciones.
La primera que se me ocurre se refiere al deco¬
rado. ,
Muchos son los progresos obtenidos por la pintura
escenográfica; pero mucho puede exigirse todavía. La
estructura de los coliseos, de poco fondo casi todos,
obliga al artista á que, cultivando la perspectiva, pre¬
sente excelentes telones de fondo, á los cuales nada
habría que pedir,si el teatro fuera un cosmorama; pe¬
ro desde el momento en que las figuras humanas se
muevan, la ilusión corre gran riesgo de desaparecer^
al paso que aquellas vayan ocupando los últimos tér¬
minos de la escena. Y ni aun esto es necesario: des¬
de el momento en que hay bastidores que ocupan
primeros términos, s^ dá el extraño caso de que un
E actor que está junto á los mismos, sea mas alto en
ocasiones que una casa, ó pueda dar la mano desde la
calle á otro que se supone habita en un piso segundo.
En los cambios de decoración, el público no pro¬
testa tampoco, viendo que todos los edificios de una
plaza se separan de sus cimientos y suben por los ai¬
res, como anteriormente no protestaba viendo las
olas del inar perfectamente inmóviles, ó moviéndose
lateralmente los árboles sin que las acotaciones del
libro señalaran el mas pequeño terremoto.
Entre el drama musical, que es un pretesto, y el
drama literario, que no debe serlo, ha surgido un gé¬
nero anfibio como la zarzuela, en el que no puede
haber situación interesante, sin acompañamiento de
orquesta.
—¿Quién sois?—pregunta un personaje á otro.
\ el interrogado, que no suele ser músico, res¬
ponde:
—¡Cantando te lo diré, ó escucha y lo sabrás!
Y, con efecto, traza su biografía en unas cuantas
estrofitas, acompañadas de violines y flautas.
El interlocutor se conmueve y ya no habla, sino
que canta también, y cuando penetran otros persona¬
jes en escena, todos sienten lo mismo y todos lo ex-
> presan de igual manera.
'* Si uno grita: ¡Qué horror! es seguro que los otros
repetirán como un eco la misma frase, y el horror se¬
guirá erecendo ó irá amortiguándose hasta que la ba¬
tuta del Director de orquesta deje de funcionar; y to¬
dos los actores se quedan. tan tranquilos, y conste
que estos personajes han de entrar en escena simul-
táneamente, y se nan de colocar en torma de semi¬
círculo mirando al público, ó formando una linea rec¬
ta paralelamente á ¡a embocadura.
¿Es la obra de época antiguar Pues todos los per¬
sonajes han de vestir de idéntica manera.
¿Es de costumbres del dia? Pues en los trajes rei¬
nará una anarquía imperdonable.
El traje del corista será pobre aunque represente á
un príncipe, como el traje de la parte principal será
siempre rico aunque la riqueza sea impropia. Yo he
visto á una jardinera con falda de seda, y carabanas y
sortijas de brillantes, al propio tiempo que he tenido
que soportar á multitud ae títulos y grandes, vis¬
tiendo ricas polleras de percal las señoras y fracs con
remiendos los caballeros.
Pues ¡y lo que duran los trajes en el teatro!
He visto guerrero romano que, después de tres
años de continua guerra, sacaba en el tercer acto del
drama, la misma flamante y limpia túnica que le cono¬
cí en el primero.
¿Qué ilusión ha de producirse con estos elementos
por mas que la música tenga sobresaliente mérito ó el
verso excepcional inspiración? El decorado, la músi¬
ca y el traje en el teatro reclaman verdadero estudio,
y no deben prescindir de él los artistas y mucho me¬
nos los directores de escena.
Y, en cuanto al verso, creo llegado el momento de
que se proscriba por punto general del lenguaje dra¬
mático; pase á lo sumo como ropaje conveniente al
drama trágico, pero no traduzca fas pasiones, ni in¬
tente reflejar las realidades de la vida; no acompañe,
en una palabra, al drama moderno ni á ¡a comedia co¬
mo debe de ser la comedia de hoy,—si ha de traducir
nuestro carácter sobrado prosaico para ser puesto en
quintillas.
Los preceptistas retóricos han condenado desde
hace largos años las licencias que los autores venían
tomándose en contra de las unidades de tiempo y lu¬
gar. Ya no se dá el caso, antes tan frecuente, de
trasladar á los personajes de una á otra parte del
mundo, ni de hacerles intervenir en una acción que
se desarrolle con intervalos de largos años. Pero to¬
davía se conservan y amenazan perpetuarse otros vi¬
cios que la critica ha señalado tímidamente.
;Hay nada, por ejemplo, menos justificado que el
monólogo? Cierto que en la vida real no falta quien
habla sólo; pero cuando esto acontece siempre resul¬
ta en lo que dice gran incoherencia de ideas y de
expresión. En el teatro, por el contrario, el actor
consagra sus monólogos á explicar, aclarar, puntuali¬
zar y''anotar los hechos; habla al público lo mismo
que si estuviera confesándose con él, y puede asegu¬
rarse que en dichoa monólogos no hay quien proce¬
da de mala fé. Podrá el personaje ser un bribón de
siete suelas, y estar engañando á cuantos intervienen
en la acción dramática; una vez 4 solas con el públi¬
co, no deja de decir:—¡Oh! Yo me vengare de los
desdenes de la ingrata, yo asesinaré á sus padres y á
sus tios y á s i amante, y haré que el fuego consuma
esta maldita cas .
Con lo cual los terrores del desenlace no tomarán
de sorpresa al público; para con lo cual también se
falsea terriblemente la verosimilitud.
A! lado de la cuestión del monólogo figura la de
los apartes, arbitrio de suma comodidad para un au¬
tor. Aquí el convencionalismo llega á un extremo in¬
concebible: apartes que escucha ei público del paraíso
no son advertidos siquiera por los personajes que es¬
tán en escena é inmediatos al que los pronuncia, y en
breves frases, dichas en un aparte, se resuelven los
mas importantes problemas relacionados con la acción
dramática. El aparte, como el monólogo, debieran ser
proscriptos en toda fábula literaria destinada á la es¬
cena.
Otros puntos relacionados directamente con los
elementos secundarios merecen ser estudiados tam¬
bién. ¿Hay algo de peor efecto que un apuntador,
haciendo que se escuche la obra por partida doble?
¿Hay algo mas risible que los descuidos de un tras¬
punte?
—¡Siento pasos!—dice uno de los personales—Pe¬
ro los pasos no han sido sentidos por nadie y el tras¬
punte quiere remediar tardíamente el daño, y patalea
con fuerza sobre el tablado, consistiendo las pisadas
naturales del que se acerca en un paso de baile fla¬
menco.
— !Ha sonado un campanilhzo!—dice otro perso¬
naje—y el traspunte, advertido por la frase, empieza
á repicar la campanilla.
De aquí ha nacido la frase popular y muy corriente
en los teatros:
¡Gran Dios! Un tiro ha sonado.
¿Si será mi padre?... ¡Pum!...
Aqui el pum , colocado después de la frase, indica
lo que puede ocasionar el descuido de un traspunte.
En otras ocasiones la casualidad se encarga de
destruir el efecto de la verosimilitud escénica.
Si se habla en una obra de un hombre que es muy
guapo y sale después á escena uno de mala facha, no
hay argumento capaz de convencer al público de la
hermosura de aquel. Recuerdo que oyendo una noche
cantar El Pleito, el tenor tuvo la desgracia de no pa¬
recer un Gayarre al público; pero, éste, relativamente
benévolo, se limitó a guardar silencio cuando aquel
terminó las coplas á la guitarra. En la escena si¬
guiente entran la novia y la tia, y la primera dice a la
segunda:
Es el cuarto de aquel ¡oven
Que tiene tan buena voz.
Esta frase bastó para que la tempestad contenida
estallase con mayor violencia, y para que el tenor re¬
cibiese entre bastidores la grita de que se habia li¬
brado en escena.
Finalmente, nada perjudica tanto á la verdad ni
supone tanto convencionalismo como el eterno patrón
de la comedia, con su exposición y complicación en el
primer acto, la situación culminante en el desarrollo
al caer el telón en el segundo, y sus explicaciones de
desenlace en el tercero. La novela, sujeta á trabas
análogas, ha sabido romperlas en los últimos años.
Hora es ya de que el teatro siga el ejemplo y em¬
prenda nuevos caminos, si no se quiere que las come¬
dias, hechas va como las levitas, á la medida de los
actores, resuften también cortadas por el eterno pa¬
trón consagrado por una viciosa costumbre.
M. Ossorio.
fe gteii !%*
■' "tai
\'}!t
ni ■
¡reso universal
San Mateo y San Pascual,
Doctores en medicina,
Celebraron en la China
Un Congreso Universal.
En él estaba Platón,
El inventor de la cera,
Discutiendo con Herrera
Algo sobre conversión.
Luis Onceno y Castelar
Con Migue! Angel y Amuedo,
Le dedicaban un Credo
A la Virgen del Pilar.
Mientras que Schütz y Moisés
Con Napoleón y Orejuela,
Jugaban á la rayuela
Al estilo marsellés.
En otro lado, Vaubán
Charlaba con Cayo Mario,
Sobre el nuevo secretario
Del bologénito Adán.
Y á su izquierda Pellicer,
Rascándose las narices,
Se comía dos perdices
En un coche de alquiler.
Marco Freiré Cicerón,
De chiripá y boleadoras,
Recitaba unas dolerás
En la lengua de Danton.
Y á poca distancia de él
Se encontraba Paganini,
Ofreciendo á Mazzantini
Un trago de Moscatél.
Cario Magno y Fariní
Con el duque de Braganza,
Cantaban una romanza
Tirolesa, de Chapi.
Y cerca de ellos, Muró
Dando el brazo á Maquiavelo,
Le enseñaba un gran pañuelo
Que Goliath le regaló.
Mas... tengo que terminar
Pues ya hasta rabia me inspira
Ver que es todo una ment.ra
Lo que acabo de contar.
Y pidiéndoles perdón
En confesarles me empeño,
Que el tal Congreso... fuéun sueño
Que tuve anoche en Colón.
^1 hombre de veras
Los libros de caballería han dejado realmente en¬
tre nosotros muchos vicios.
Uno de ellos es el concepto equivocado de lo que
ha de ser la mujer y de lo que debe ser el hombre.
© Biblioteca Nacional de España
LA MUDANZA3EL DOCTOR
© Biblioteca Nacional de España
Para comprender ia opinión que la mayoría de las
gentes tiene respecto de la mujer, no hay sino echar
una mirada por la sociedad.
La mujer come, bebe, ama, se adorna, no lee, no
escribe, no piensa y recibe en sus pulidas manos los
pesos duros que nosotros ganamos con nuestros hue¬
sudos dedos.
Y para cerciorarse de lo que debe ser el hombre y
de lo que es en muchos casos, no hay sino consultar
la opinión de esos doctos varones (que andan por ahí
á cientos), los cuales parece que han recibido de la
naturaleza la nota de tas correcciones que necesita¬
mos introducir en nuestro ser.
En primer lugar, el hombre debe ser insensible.
Corazón de roca, carne de perro (que decimos vul¬
garmente, ¡muy mal dicho!), fuerza de león.
¡Mucho bigote! ¡Mucho nervio! ¡Gran puño!
¡Llorar! El hombre no debe llorar nunca. Esto se
lo dicen a uno sus padres de pequeñitos, como edu¬
cándole para la insensibilidad.
Que se nos muere un sér querido: ¡que se nos
muera! Que se arruina nuestra iamilia. ¡que se arrui¬
ne! Que un hermano moribundo emprende un viaje:
¡que le vaya bien! ¡Cuidadito con soltar una lágrima!
En cuanto á nuestro cuerpo, debemos considerarle
como si fuera de corcho.
Un pinchazo, una descalabradura, una pierna rota,
un martillazo en un dedo, la caida de una maceta en
nuestras espaldas.... todo eso debe recibirse con in¬
diferencia, como ahora se reciben las noticias refe¬
rentes á elecciones.
El bello ideal es que mientras le cortan á uno una
pierna, cante una milonga.
Ha habido un caso extraordinario de entereza y
despreocupación. El de aquel que le llevaban á en¬
terrar y á mitad del camino se incorporó en la caja,
y dijo a uno de los que le llevaban: vMe hace us¬
ted el favor de un cigarro, que se me ha olvidado la
petaca?»
¡Olores! ¡Aromas! ¡¡Eso nunca!!
La naturaleza ha puesto en las plantas los perfu¬
mes para los perfumistas y para las niñas.
Hay flores que exhalan un embriagador aroma;
pues ¡cuidadito con reconocerlo! ¡Cuidadito con de¬
jar de decir que esos olores apestan! La rosa, el nar¬
do, el heliotropo deben repugnarnos.
Ahora bien, al verdadero hombre se le permitirá
encontrar agradable el olor á nicotina, el aguardien¬
te, la pólvora, el petróleo, el azufre... ¡á elegir!
El hombre debe fumar. Esta teoría, que parece
original de Aquiles Ferriolo, ha ocasionado más en¬
venenamientos que la afición á las letras.
El hombre debe beber, pero en gordo. Litro vá
y litro viene. Turen diaria. De ahí viene el conside¬
rar á los andaluces más hombres que á los guerre¬
ros de Atila.
Por supuesto, la bebida ha de ser de ron en ade¬
lante. Beber aguarrás es la perfección en el hombre
de veras. Reventar por haberlo bebido, es lo mismo
que si á un jugador le sale la contraria: ¡á otra!
Del aseo personal debe un hombre de veras cui¬
darse poco.
Lavarse con esponja, usar jabón de Violette, limar¬
se las uñas... eso es cosa de mujeres ó de maricas.
Si aqui se atendiera al mejoramiento de la raza,
los hombres se lavarían por las mañanas en el estan¬
que del Prado, se secarían dando una corrida por
aquellos paseos, se peinarían con rastrillo y se afeita¬
rían con almocafre.
Por supuesto, que ya supondrán ustedes que el
hombre que encuentra deleite en los sálicos de Vi¬
llegas, en las melodías de Haydn, ó en las pinceladas
de Rafael... merece unas polleras, un corsé y una
papalina.
Esos, esos son los hombres de veras, honra de la
naturaleza, gloria y recreo del Creador.
Amar á puñetazos, discutir á gritos, llevar encima
la navaja ó el revólver por si hay que convencer á un
amigo, atracarse de ginebra, no entrar en peluque¬
rías, sujetarse los pantalones con una soga... eso es
ser hombre.
Tomar sorbetes, beber aniseta de Burdeos, hacerse
el nudo de la corbata, quitarse el so! con sombrilla,
arroparse en invierno, abanicarse en verano... esa es
la degradación del sexo, la depravación de la raza.
Pero hay algo peor, señores mios, que todo eso.
No es lo malo que algunos hombres, poco fiados
sin duda en sus propias condiciones, hayan adoptado
ese reglamento para aspirar á la plaza de hombres de
veras.
Lo malo es que hay mujeres que están de acuerdo
con esos hombres.
Yo regañé una vez can una novia mia, porque ave¬
riguó que me gustaba el sorbete de pifia.
—¿Para quién se ha hecho entonces la cerveza
fuerte? me decía indignada. ¡Vaya un hombre!
brochado de este color, como el plaston de pecho y
espalda. Una redecilla de felpa malva forma dobles
delanteros abiertos y largos, terminados por flecos:
mangas cortas y abiertas, de raso malva con cenefa
de plumas y lazos de terciopelo malva.
Madame Polisso*
(Personajes: dos chicos
enamorados
que por la reja charlan
entusiasmados).
—Te veo silencioso
Manolo mió,
y por eso presumo
que tienes frió.
—¿Tener frió á tu lado?
¡quién lo presume
con el fuego amoroso
que me consume!
Tú me quieres, en cambio
de otra manera,
y el verte indiferente
me desespera.
—Pero hombre, si ya sabes
que yo te adoro
y que no anhelaría
mayor tesoro
que ser por tu cariño
correspondida....
Pero espera, Manolo,
vuelvo en segutda.
PARA
"v,-—y -— J Hé aqui algunos de los trajes para
U salones y teatros, decretados por la
moda:
Vestido de gasa lisa y moteada —La falda, verde agua
con motas verde oscuro, se abre sobre delantal de
crespón de china rosa pálido, drapeado de abajo en
volante con escarapelas ae lo mismo: cuerpo drapea¬
do, con guirnalda de rosas en los hombros y talle y
mangas cortas de bullón. Ruche de la misma gasa
al borde de la falda.
Vestido de terciopelo negro—Es de forma princesa,
abierto del pecho y falda sobre plaston y delantal de
seda grana, bordado el último de negro y oro, como
las mangas, igualmente de seda grana. Cuello Médi-
cis de pasamanería.
Vestido de crespón —Falda de crespón maiz, drapea-
da con flores primaveras y con paño brochado de se¬
da á la izquierda. Cuerpo de esta lela, escotado en
cuadro, rodeado el escote de flores y con echarpe de
crespón, cruzado y sujeto con flores i la izquierda
del talle: mangas cortas de crespón.
Vestido de seda brochada —El fondo blanco de la tela,
de raso, va brochado de flores amarillas y negras, la
hechura es princesa de cola, orillada de pluma negra
y por delante cortada á puntas sobre un plegado de
crespón de china y sujeto entre los picos por grupos
de plumas negras. Plumas negras al escote, echarpe
de crespón blanco, plumas negras en el cabello y aba-
.......
—¿Has esperado mucho?
¡cuánto lo siento!
—No, Pepita, si ha sido
solo un momento.
—Oye, Manolo mió,
¿vendrás mañana
i charlar otro rato
por la ventana?
—Ya sabes tú, Pepita,
que yo te quiero
con un amor tan puro,
tan verdadero,
que por verte tan solo
diera la vida,
y sin ti.... me parece
tan aburrida!
Mi corazón....
—¡Espera,
vuelvo al instante!
dispénsame, Manolo
que me levante.
—Pues como te decía,
me tienes loco,
¡ay! ¡si tú me quisieras
tan solo un poco....!
estaria contento
diariamente
y veria calmado
mi amor ardiente.
Un día que me atreva
veo á tu padre
y aunque ponga mal gesto
como tu madre,
le digo que me quiero
casar contigo
y que te adoro."... ¡vaya
si se lo digo!
¿Te parece que lo haga
de esta manera?
—¡En el instante vuelvo,
Manolo, espera!
— t Has esperado mucho?
—Poco, Pepita,
pero van ya tres veces
y esto me irrita.
¿Acaso tienes muchas
obligaciones,
para cortar tan gratas
conversaciones?
—Lo comprendo, Manolo,
pero me llama
© Biblioteca Nacional de España
CARAS Y CARETAS
mi madre, que hace rato
que está en la cama
y ya ves que....
—¿Tu madre?
¿Pues no decías
que se íué á Canelones
hace unos dias?
Pepita, tú me engañas,
pero te advierto....
¡que como yo no sepa
pronto lo cierto....!
—Vamos hombre, no seas
tan testarudo.
— Pues ¿por qué te levanta?
tan amenudo?
¡Pepa, dime la causa,
quiero saberla!
—En fin, si tienes ansia
de conocerla....
Pero mira, Manolo,
no has reirte:
como estuve ayer mala....
debo decirte..,,
que tomé limonada....
de la.... purgante....
¡¡Ay!! ¡¡otra vez!! ¡dispensa
que me levante!
Motta
mente para Europa, para continuar sus estudios de
canto en el Conservatorio de Milán, y poder entrar
de lleno en la carrera artística, para lo cual demues¬
tran inmejorables condiciones.
La obra elegida fué Fra Diavolo en la que Guillot
tenia el papel de Rcppo y Frassini el de Giaccomo
Del resto de los papeles estiban encardados los
principales artistas de la Compañía que actúa en el
Poiiteama Oriental, generosamente ofrecidos para el
objeto.
Si nó muy numerosa fué selecta la concurrencia
que asistió al espectáculo, pues se notó en las princi¬
pales localidades la presencia de las mas distingui¬
das familias de Montevideo.
La representación de Fra Diavolo obtuvo un éxito
muy satisfactorio, principalmente en lo que dependió
de los jóvenes beneficiados. -
Guil.ot es un bajo cantante de voz pastosa, dulce y
entonadísima; canta con expresión poco común, con
el arte de que es maestro Baldelli. Nos produjo una
magnífica impresión, porque encontramos en él la
primera condición del artista lírico: el sentimiento
del colorido en el canto.
Frassini es un bajo definido, con voz mas poderosa
y menos dúctil, quizá por su misma naturaleza. Tie¬
ne notas sonoras y frescas y bastante agilidad en su
registro. Vocaliza bien.
El dúo del tercer acto en que remedan á Zerlina,
una de las partes más cómicas de la pieza, lo canta¬
ron como podrían hacerlo Cesari y Polonini, los dos
artistas que mejor lo han interpretado en nuestros
teatros.—El público les hizo repetir tres veces la be¬
lla pieza, y en todas fué cantada con el mismo sabor
cómico.
La función de anoche ha servido, en una palabra,
para dar al público una idea exacta de esos dos jóve¬
nes que tienen ante si una bella carrera teatral, si to¬
man el camino del estudio y la contracción.—En poco
tiempo pueden alcanzar el complemento que les falta
para ser unos artistas de mérito.
La señorita Lambiasse, en el aria del segundo acto
Grade al délo, el tenor Monteverde en la canción del
último acto, y Conti, compartieron los aplausos con
los beneficiados.
Cauban
235
[MENUDENCIAS
I-'*
ii !*//!%
m, -i- A
Spt "Tí —M
- YS
Se están haciendo
as obras necesarias
para comunicar el local
que ocupan las Cáma¬
ras con la casa recien-
s j temente construida en
f la calle del Cerro, co-
> lindante por su fondo
con el Cabildo.
^ Por dicha parte me¬
dianera se fugaron, co¬
mo se sabe,los her-
¿¡Símanos Croce, que
gestaban alojados en
Cabildo.
De donde
_ _ donde resulta
V que dentro de poco
saldrán los legisla¬
dores por donde se
fugan tos ladrones.
Cierto sastre en Nqmancia
tenia la vergüenza en abundancia
y otro sastre en Sigüenza
no tenia ni pizca de vergüenza.
Por eso de los sastres digo yó
que unos tienen vergüenza y otros nó.
En Buenos Aires, se acaba de efectuar un duelo
entre dos jóvenes conocidos, por media libra esterlina.
El diario que dá la noticia se asombra de que por
una tan insignificante suma se jueguen la vida dos per¬
sonas.
No se asombre, colega.
En este pais por dos vintenes estamos todos dis¬
puestos á nacer correr arroyos de sangre.
¡Bonita está la cosa para despreciar centésimos!
A un cajero fugado del Rosario
se le fugó la esposi con Macario
En este mundo, Blas, mira lo que haces.
¡La mujer y la plata son fugaces!
• •
El poema Los Buitres de Rafael Fiagueiro, ha ob¬
tenido un éxito, comparable solo al que tendría el
Banco que se decidiera á hacer descuentos sin ga¬
rantía.
Está para terminarse la impresión de dicha obra y
bien pronto se convencerán VV. por si mismos de que
es merecido cuanto elogio se h3ga de Los Huitres.
Prévio el peso que paguen para convencerse.
Esta es la parte mas prosáica que tiene la obra, y
para eso ya vén que es bien poca.
Aprovechamos la ocasión para dar las gracias al Sr.
Bixio, sin perjuicio de las que le anticipamos con la
lengua, es decir, verbalmente, al recibir el obsequio.
Un par de símiles:
¿En que se parece el Hospital Italiano á la Bolsa?
—En que tiene pocos fondos y muchos corredores.
¿Y el Gobierno á una bola sin manija?—En todo.
Sr. Director de Correos: Doy á V. las mas expre¬
sivas gracias.
¿Que porqué, dice V.?
Pues ¡jorque esta semana no se me han extraviado
en sus oficinas mas que tres paquetes y seis ú ocho
ejemplares sueltos.
Persiguiendo Canuto á su vecina,
se metió detrás de ella en la cocina,
y a! querer abrazarla con deleile,
tiró la alcuza y derramó el aceite.
Quiso el pobre escapar y rompió un huevo
conlo cual ¡oh dolor! se untó de nuevo.
Tratóse de limpiar el mentecato,
y en lugar de la toballa cogió el gato;
por lo que el animal, fiero de enojo,
sacó las uñas y quitóle un ojo.
Nadie debe extrañar que estos fracasos
le sucedan al que anda en malos pasos.
—Papá, anoche me tocó un negro.
—¡Como! ¡Pudo algún insolente atreverse á....
—Nó, papá, si el negro que yo digo, era de barro
pintado. Me tocó en la rifa de Mendoza Canbay.
•
• •
El Poder Ejecutivo de Chile ha nombrado Jefe su¬
perior de las fuerzas militares al General Gana.
Con un General de este nombre no es posible per¬
der en la revolución.
Ganarán á no dudar,
si Cana en ganar se afana,
ó aunque se le quite á Gana
la gana de pelear.
—¡Pepeeee!.
— ¡Voy. señor!
—Pero, hombre ¿dónde estabas?
—He tenido que llamar á un guardia para que se
llevase preso á un individuo.
—¿Por qué?
—Porque le encontré abriendo la puerta de la
calle.
—:Ah, ladrón! ¿Con una ganzúa?
—No, señor; con una llave que le echó por el bal¬
cón la señora de usted.
Dice un diario:
«Se encuentra en Montevideo desde el viernes pa¬
sado el Sr. Lucas Pelaez y Garcia».
¡Caramba! ¡Y yó que no lo había notado!...
Es indispensable que busque el modo de conocer
á ese señor.
ORRESPONM
Es una ley de la historia
que el mayoral del tramvia,
. siempre que atropella á alguno
le llama bárbaro encima.
m
• •
El famoso criminal Alejandro Tezzone, arrojó el
otro día un barril sobre la cabeza de uno de sus
guardianes, dejándole sin sentido.
Igual procedimiento que el que ha empleado el
Gobierno con el Sufragio.
También le hizo perder el sentido arrojándole un
barril.
Con corbata blanca.
m •
Por embaucar la gonte Juan Bautista
descuidaba su oficio de ebanista,
y queriendo lucirse el papanatas,
vino á quedar mas pobre que las ratas.
Y es que olvidan algunos mentecatos
el refrán: «Zapatero, á tus zapatos. >
Las dimensiones del dibujo con que presenta¬
mos en el número anterior al caballo Guerrillero, nos
impidieron hacer constar en el texto anexo i la lámina
que era tomada de una fotografía hecha directamente
por el Sr. Bixio.
Este señor nos facilitó galantemente la primera
prueba, antes de hacer ¡a impresión de los ejempla¬
res que se disponía á poner en venta y que hoy tiene
ya á disposición de los admiradores de Guerrillero.
Filfa. —Lascano—Ame V. cuanto quiera á Elvira, pero
no me mande versos.
Cantares —Las Piedras—Siento no poder complacer¬
le en lo de dqjar sin respuesta dura su carta. El patrio¬
tismo, la moral y la vindicta pública me exijen lla¬
marle á V. batata en esta sección.
Don Pepito —San Vicente—
Todo lo que usted ha escrito
no me gusta ni un poquito
y no dude Don P¿pUn
de que lo siento infinito.
N. R. G.—Carmelo—Puede que los chistes de V. sean
de esos que hacen gracia á los siete meses de leídos.
Voyá esperar ese tiempo para ver si consigo que me
venga la risa.
O. L.—Solis—No tenemos la culpa de que el correo
sea albergue de raspas postales. Todos esos cargos se
los dirige V. á don Cipriano, que es el Director de la
única repartición que no reparte nada, ó por lómenos,
periódicos.
Rábano— Ituzaingó—l.e agradezco sus elogios, que
tengo por inmerecidos. Loque no le agradeceré nunca
es el articulo que acompaña á su carta. Es maB malo
que un empleo de guardia civil.
D. H.—Florida—Le auguro á Y.mal ñn. Conocía uno
que empezó escribiendo así y acabó tirando de un
carro.
Tempestad —Montevideo — Y tanto. Prefiero una de
rayos y truenos á V. No hay paraguas que aguante
sus ripios.
Zoiae —Montevideo—Canta V. muy en sérioá los ojos
negros. Pulse otra vez la lira cómica, aunque los ojos
tengan que ser de otro color.
J. R.—Montevideo—
A la puerta del cielo
venden tomates,
San Pedro que lo supo
compró una vara.
Asi son los versos de V. y se habrá creído que me
mandaba una gran cosa.
© Biblioteca Nacional de España
DIALOGOS DE ESQUINA
S pesoi por suscrlcion
Desde lo.princesa altiva
á ia q-ue pesca en ruin barca
todo, este libro, lo abarca. '
¡Habrá quien no se suscriba
por el precio que se marcal
Oficina: 18 de Julio M8
ENDOZAÍ AR1BA
Mflec (l Universa^
URUGUAY »»
Su martillo ba demostrado
que, de todos los que hay,
es el mas afortunado,
f iues con él ha rematado
a mitad del Uruguay.
Calle Hincón 131
Hace calzado á medida,
á unos precios muv baratos,
y es la casa preferida,
por ser la mejor surtida
en botines y zapatos.
Peluquería
1 18 de julio NÚM. 5
Nadie á pelar le aventaja,
y afeitando es tan artista,
que al 11 lo de su navaja
no hay pelo que se resista.
Rematador
ZABALA NÚM. 130 Y 136
De su martillo al influjo
todo el Uruguay entero
tiene por poco dinero
casa amueblada con Injo.
iA lc ^
Zabala ISA
Llevé el martillo á Maeso,
en campaña provechosa
y no les digo otra cosa,
porque es bastante con eso.
SARANDl 347
ZABALA 05
Para hacer un buen regalo
véte á Sienra sin dudar,
porque Sienra, en su Bazar,
nunca tuvo nada malo.
Si te dice un bebedor
que en la casa de Orejuela
no existe el vino mejor,
le puedes decir, lector,
que se lo cuente ásu abuela
Fotografía Inglesa,
Uruguay 178
Rincón 176
Es un médico especial,
de quien diría cualquiera j
que ha encontrado la manera
de hacer al hombre inmortal.
Fotografía especial,
en que se cópia á la gente
tan perfectísimamente,
que parece natural.
Empresa de Encomiendas
ckrhtto 207
La Empresa que te presento
te ruego, lector, que atiendas,
peroné hace Fas encomiendas
con la rapidez del viento.
tllTOfMflifx
WA RAZQAf
Cerro 93 A 101
De las casas mas completas
j en su género, esta es;
¿ la prueba, lector, la ves,
en las Caras y Caretas.
H |||p
—Pero tú entiendes de pulitica?
—Ya lo creo; como que he sido cochero del
Ministro-lapa.
Treinta y Tres 216
El que id je La Industrial
es, como saben, señores,
el Capitán General,
de nuestros rematadores.
^ Mercedes (r. o.)j
Centro para snscriclon (
de diarios,—librería | J
I taller de encuadernación,
|y además papelería. 1
¡Casi un Larousse en acción A>\
18 de Julio núm. 7
Por mas que lo crean guasa
}ii' se tiene como muy cierto,
1 que los vinos de esta casa
¡Jfe hacen revivir á nn muerto.
Asunción (Aguada)
Me comprometo á probar
que mejor que esta cerveza
no la ha tomado Su Alteza,
el Principe de Bismar.
25 de Mayo 370
Pasteles y confitura
y duices de Ior mejores;
én esta casa, señores,
es todo vida y dulzura.
Nunca dijerir podrá
con facilidad nsté,
sino toma del café
que sirve el Tupl-Nambi.
Dentistas Norte americanos
CAMARAS 183
Gracias á loe especiales
estudios de Prince é HUI,
pueden comer mas de mil
con sus dientes naturales
28 de Mayo y Treinta y Tres
Mas de mU personas ha;
que están en el Uruguay
viviendo como magnates,
con las rifas y remates
de Mendoza Garlbay.
© Biblioteca Nacional de España